29/7/08

Crónicas de un verano metálico (Parte 1 de 2)

Hete aquí mi crónica de lo que me acaeció en tierras vascas hace ya más de un mes. Un viaje que comenzaba muy temprano en Barcelona y acababa por la tarde en el soleado monte Cobetas, que se alza imponente por encima de la ciudad de Bilbo (Bilbao). Todo por unas insanas dosis de decibelios metaleros en el festival Kobetasonik.


El primer día, 20 de junio.

Llegamos al Kobetasonik a eso de las 3 y media, unas varias horas más tarde de lo previsto. A parte del retraso en la salida por ciertos sujetos que se…durmieron… en pleno autopista nos paró la ertzaintza porque el conductor del autobús iba ¡por debajo de la mínima permitida!

En fin, me quedé sin saber como sonaba Black Tide, y escuché algo en la lejanía que debía ser Su Ta Gar. Pero lo que me dio auténtica rabia fue perderme a Airbourne, sobretodo porque pude oír el comienzo del concierto desde fuera mientras yo intentaba plantar mi humilde tienda en la ladera de la montaña (pues las zonas de acampada estaban al completo). Airbourne son, para un fanático de AC/DC como yo, miel para los oídos.

Menos mal que llegué a mitad del concierto de Gotthard, porque si no ya me hubiese perdido la actuación en directo de los dos grupos que había descubierto recientemente. Un aplauso a los suizos, que se pasaron tres pueblos. La voz del cantante me encanta.


El sofocón había empezado a causar estragos, y no sé como había perdido de vista a mi amiga. El encuentro con Quimera y su novia me permitió no pasar solo el resto del tiempo. Decidimos sentarnos en la hierba de delante del escenario 1 mientras Sonata Arctica deleitaba a los quinceañeros.

Luego mi compadre y yo decidimos hacer boca hasta que empezase Apocalyptica, que eso de estarse repantingao en la hierba no hacía heavy, y nos fuimos al escenario 2 a ver Cavalera Conspiracy. No lo hacían mal del todo, death metal del burro para despejar la cera de las orejas.

Luego nos fuimos corriendo al escenario 1, para pillar buen sitio. Y vaya si era buen sitio. Teníamos a los dos guaperas del grupo justo delante, y también al curioso bajista (que pasó a llamarse el-hombre-que-no-sonríe). El directo de estos finlandeses fue una grata sorpresa para un servidor. La inclusión de una batería era lo que le faltaba a la banda. Tocaron algunos temas propios que no conocía, y muchas covers que sí, sobretodo una de Horn of Betrayal que nos hizo saltar de alegría y una divertidísima versión de En la gruta del rey de la montaña. Cabe resaltar la decoración del escenario, con butacas negras de respaldo en forma de violoncelo que algunos de los componentes no llegaron a usar.

Acto seguido, y sin perder un ápice de tiempo, arrastré a mis acompañantes a ver a mis héroes, los Gamma Ray, que pusieron la nota powermetalera del día.


Después de ese trallazo de conciertos estaba yo exhausto. Y eso que aun me faltaba por ver a los Judas, el plato fuerte del día. Finalizada la actuación de Gamma, les llegó el turno a los Ministry. Habíamos hecho un pacto Quimera y yo, así que él me había acompañado aunque no le gusta el power demasiado, y ahora me tocaba cumplir a mi y asistir a ver Ministry. Resultaron ser un pastelote, no me gustaron nada. En el escenario habían montado una serie de vidrios que los separaban del público. Hubo más de un gracioso que lanzó botellas de agua a los cristales. A riesgo de perder mi reputación de duro y resistente al cansancio y al calor, he de decir que había sido un día agobiante; no solo por el calor sino también con andar con prisas todo el rato, de un escenario a otro y de una zona de acampada a otra.

Me retiré a cenar y descansar, aunque Ministry llevaban solamente 3 o 4 canciones. Y la verdad es que recobré fuerzas.


Me perdí a propósito a Helloween, que aunque sea el grupo padre de Gamma Ray nunca me han dicho gran cosa; y me dirigí directamente al escenario 1 para ver la reaparición del incombustible Rob Halford. De ese concierto podría decir muchas cosas, puesto que ya he visto a Judas Priest en dos ocasiones, pero la puesta en escena de este auténtico portavoz del heavy metal me dejó boquiabierto. El sacerdote emergió del suelo envuelto en humo, vistiendo una túnica plateada con reflejos dorados que le cubría de arriba abajo. Y con el micrófono en la mano y un báculo con el símbolo de la banda en la otra abrió 2 horas de espectáculo e himnos (harley incluida, por supuesto) con el tema principal del nuevo disco: Prophecy.

Ya sin saber donde tenía la derecha o la izquierda, resolví irme al amparo de mi acogedora tienda para descansar, mientras a mis espaldas estallaban los Slayer. Recuerdo el concierto del año pasado en Zaragoza, y estar en una muchedumbre enfervorecida no me llamaba mucho la atención.

Y eso fue todo en el primer día. Al siguiente me esperarían nuevas vivencias, pero eso lo contaré en otra ocasión. Hasta pronto.


S.


Editado: Lean la segunda parte de este reportaje aquí

1 comentario:

calcetinrayado dijo...

uooo!! qué pasada no? yo quiero ver apocalypticaaaa en directoo!!!
los demás grupos creo que son demasiado "duros" o "fuertes" para mi!! a la espera de la siguiente entregaa!

saludos metálicos! ^^