¡Bienvenidos a la Feria del Chorizo!

Ripollet es uno de los mejores pueblos del Vallès Occidental, quizá de la provincia de Barcelona si me apuran. Con su impecable Plan Urbanístico; que hubiese hecho llorar al mismísimo Ildefons Cerdà; o sus innovaciones en medio ambiente que lo convierten en cuna de la lucha en pro del reciclage y el desarrollo sostenible y, de paso, en uno de los municipios con el aire más perfumado de Catalunya. Sin nombrar la encomiable red de transportes públicos que nos comunican con los núcleos urbanos vecinos de forma rápida y barata.

Pero lo que realmente hace de Ripollet que un servidor se sienta orgullosisísimo de vivir en él son las ideas que tiene el Ayuntamiento para impulsar la cultura y mantener vivas las tradiciones. De sobras estaría mencionar las excelentes áreas de ocio sano de las que gozamos los ripolletenses; como nuestro vanguardista cine, nuestras librerías especializadas, o nuestros variopintos bulevares bohemios que han ido proliferando a medida que crecía el municipio de unos años a esta parte.

Las celebraciones de fiestas destacadas como por ejemplo la vigente, Sant Jordi, son motivo de gran jolgorio entre la población. Desde hace lustros la agenda cultural que nos proponen los responsables del evento es una olla a presión de nuevas ideas que satisfacen a crédulos y escépticos por igual.
Entre los tan ansiados actos que se realizan, hay uno en particular que me gustaría destacar, por estar tan ligado al consavido Día Internacional del Libro y a la catalana leyenda de Sant Jordi. Este no es otro que nuestra Feria del Chorizo.

¿Como pueden perder el tiempo, pongamos por caso que en Barcelona, celebrando sesiones de firmas de los autores más leidos del momento? ¿Y esa desarraigada costumbre de vender públicamente libros usados, que no tienen menos de setenta años?
Vamos hombre, lo que de verdad tenían en mente los de la Unesco al señalar estas fechas en el calendario de medio mundo no era el fomento de la lectura, ¡que no! Lo que en verdad se pretendía; y esto lo sabe bien nuestro Alcalde y sus adláteres; era la gastronomía, la decoración, la parafarmacia, los objetos de regalo... y no nos olvidemos de la campaña política: ¿Que sería la feria de Sant Jordi sin los estands de los diversos partidos políticos que hacen grande este país, esta comarca, este grandioso pueblo que es Ripollet?

La Feria del Chorizo de Sant Jordi de Ripollet es todo esto y más. Uno sale a la calle a culturizarse, se compra un buen salchichón, un queso de cabrales, una bolsita de tomillo y una cajita de incienso chino, y vuelve a su casa con doce flyers de propaganda política abultándole en el bolsillo.
Efectos directos que propician estas compras los hay a montones, por otra parte. Con la energía que te da el embutido de l'Empordà eres capaz de leer horas y horas, mientras el aroma del sándalo tibetano te transporta a las más altas cimas del saber, y los panfletos del PSC i ERC se pueden doblar y ofrecen un inigualable servicio de punto de libro (Los del PPC y C'S tienen unos colores que desentonan mucho con el blanco página, pero se pueden usar para practicar la papiroflexia).

Así que no lo duden, visitantes del mundo: ¡Pongan un chorizo en su vida! Si no pueden visitarnos en automóvil, no dejen de coger el tren y... esto... y la línea 20 de bus, o hagan trasbordo con alguna de las muchas líneas de buses de Sabadell, seguro que alguna les acabarà dejando de pasada por aquí. Paséense por la maravillosa Rambla Sant Jordi; no, no pierdan el tiempo adentrándose en las calles adyacentes, a no ser que pretendan encariñarse con nosotros y venirse a vivir aquí.
Somos Ripollet, y nos encanta ser un poquito más cultos cada día.

S.