20/1/09

Una trama enrevesada

La semana pasada mencioné la adquisición de los números que me faltaban de cierta serie de cómics franceses que me lleva de cabeza. El echo de que el noveno arte parece desmarcarse un poco del estigma que le imponía la sociedad, y que el público adulto se interesa más por este extraño mundo del cómic ha hecho que me decida por reseñarla esta semana aquí. La razón es que precisamente su estética exterior podría parecernos infantil, y no obstante es en su interior, su trama, donde la cosa cambia y mucho.

A lo largo de los años he coleccionado multitud de cómics, y leído muchos más. Empecé con las historietas de Superlópez, luego con Dragon Ball (y de ahí la fiebre manga que ha llenado buena parte de mis estanterías), y finalmente seguí con el rico cómic europeo y la denominada Novela Gráfica, con nombres como Moebius, Bilal, Jodorowsky, Gaiman, Mignola, Segrelles, Miller, Moore …. Y tantos otros. Pero de entre todas las obras habidas y por haber, hay una que no sé que tiene, que me deja sin palabras. Esta no es otra que La Mazmorra (Le Donjon), creada por Joann Sfar y Lewis Tronheim.

Se trata de una historia de corte fantástico con tintes humorísticos y caricaturescos. No por nada los seres que desfilan por ella son animales antropomórficos. Además bebe de multitud de fuentes. Tanto podemos encontrar una historia que hubiese podido protagonizar Conan el bárbaro, como enzarzarnos en un duelo a muerte entre dos espadachines en las callejuelas de una decadente ciudad gótica al más puro estilo de D’Artagnan y los tres mosqueteros.

Explicar el universo en el que se desarrolla la historia de este cómic no es una tarea fácil. Primero porque se mueve entre tres largos arcos argumentales, relacionados estrechamente entre sí, segundo por la complejidad de sus subtramas, y tercero por la variedad de sociedades y personajes que lo pueblan.

Tenemos por una parte La Mazmorra Amanecer, que cuenta los pasos que llevaron a Jacinto de Cavallere a convertirse en El Guardián, dueño y señor de la Mazmorra. Es una serie que se desenvuelve en un marco claramente influenciado por Alejandro Dumas padre; duelos a espada, sociedades secretas, una ciudad gótica decadente, envenenamientos, asesinatos…

Jacinto toma el papel del Camisón, un justiciero enmascarado que por un turbio amor con la mayor asesina de la ciudad, Alejandra, acaba siendo el cabecilla de la cofradía de asesinos.

Después tenemos La Mazmorra Zénit, que narra los tiempos en que La Mazmorra está en su auge, y sirve como medio de subsistencia a aquellos que moran en ella, es decir el Guardián y sus monst… perdón; “asalariados” monstruos. Entre estos súbditos destacan Marvin el dragón y Herbert el pato, que serán los protagonistas indiscutibles de esta parte y la siguiente. Básicamente La Mazmorra funciona como un parque de atracciones, solo que aquellos que se adentran en ella buscan robar sus tesoros, e indefectiblemente acaban muertos, pasando sus propiedades a engrosar dichos tesoros.

Finalmente tenemos La Mazmorra Crepúsculo, en donde los tiempos de la Mazmorra han acabado y Terra Amata, el planeta donde se desarrolla la historia, permanece parado por influencia del cruel Gran Khan, que no es otro que Herbert, que se ha vuelto codicioso al obtener los 7 objetos del destino. Marvin, antaño su amigo, se ha convertido en un chamán ciego y pretende hacerle entrar en razón y que Terra Amata vuelva a girar. El inconveniente es que al volver a girar se desintegra… un poco.

La gracia de estos cómics reside en la promesa de los autores de que cada uno de los tres arcos argumentales principales tendrá un grosor de 100 capítulos (O sea cómics, ya que son todos autoconclusivos). Aunque hay un pero significtivo, y es que no los publican linealmente, es decir que hoy te pueden editar el número 1 de Zénit y dentro de unos meses el número -99 de Amanecer, para seguir luego con tres números de Crepúsculo y luego volver a una etapa más madura de Amanecer, pongamos el -84. A parte de eso tenemos la serie Mazmorra Monstruos, que son capítulos que suceden en distintos momentos de la trama principal, y cuyos protagonistas son personajes secundarios. La serie Monstruos va numerada por niveles, para saber donde se intercalan exactamente en el entramado principal.

Luego tenemos La Mazmorra Festival, que riza aun más el rizo al proponernos una miniserie de números que temporalmente se sitúa entre el número 1 y 2 de Zénit. Tiene un corte más humorístico que las otras series, pero no nos dejemos engañar, Sfar y Trondheim siguen haciendo de las suyas con la cronología de la saga.

Por si fuera poco, este ritmo de publicación, unido al hecho para nada gratuito que cada cómic sea autoconclusivo, les permite a los autores hacer trampas y guiños hacia diferentes etapas de la historia. Para que lo entendamos, en un mismo cómic pueden revelarnos parte de información que tiene que ver con algo sucedido 200 números atrás, y al mismo tiempo plantearnos otro tanto de nuevos misterios argumentales, que no nos serán desvelados en su totalidad a lo mejor hasta que hayan publicado 4 números más.

Es por estas razones que la serie tiene un poder de enganchar al lector que nunca había visto en ningún cómic, y si nos ponemos serios en ninguna obra literaria. Tengo a los autores como a verdaderos genios de la trama y del guión, porque saben dosificar la información al milímetro sin perder su genialidad en ninguna entrega. Eso si, teniendo que operar a este ritmo con 5 series diferentes que tienen ese tipo de lazos entre sí… ¿Llegarán vivos para ver su trabajo terminado? Calculando me vienen más o menos 350 o 400 números, y si publican un par o tres al año… ¿cuantos años tendrán que vivir estos tíos?

Pasaos por la Mazmorra y comprobad de primera mano su envolvente universo: http://www.pastis.org/donjonland/

S.

2 comentarios:

calcetinrayado dijo...

te sigo ^^, sígueme! http://krysmirror.blogspot.com/2009/02/seguidores.html

:P

Sátrapa dijo...

Ey! no lo sabía ^^ oki yo también te seguiré :)