Aun queda camino por recorrer

Bienvenidos una semana más a este oscuro espacio de mundo. La ausencia de movimiento por aquí ha sido debida a un infernal corte de suministro telefónico, del que aun sufro las consecuencias.
Hoy he escrito el resumen resumidisimo de la larga campaña de rol que desde hace cinco años llevo dirigiendo junto a Quimera y una gran amiga, Chris. Planeamos, después de casi más de un año, volver a las andadas y terminarla, así que espero de todo corazón que este fin de semana quedemos, porque de verdad que está interesante ^^. Ahi va:

Primeras aventuras en busca de lo desconocido.

Largo tiempo hace ya que una formidable pareja de aventureros viene persiguiendo el paradero de la princesa elfa Laurana, del reino de Nueva Ilthanor. De los que juraron su rescate al principio, solo queda Eliryth Nambaare, el semielfo pícaro de pasado turbulento.

Su camino se cruzó con el de Thorition una soleada mañana de primavera, cuando este salía victorioso de sus primeras aventuras como bardo solitario. Sus dispares personalidades, que se completaban entre sí, dieron fruto a una amistad que duraría años, y juntos recorrieron a lo ancho y lo largo el variopinto continente de Bébarant, enfrentándose a sectas malignas, magos diabólicos, conspiraciones que atentaban contra preciados amigos suyos, a los mismísimos drow en su propio terreno, y a lo que más aterrador de todo, su pasado. Todo eso mientras intentaban dar con la princesa.

Amigos influyentes y lugares que recordar.

Su llegada al reino de Berkyr supuso un primer paso para cumplir su misión. El rey de la ciudad de Térver, Targor von Ludberg quedó en deuda con ellos por haber salvado los niños de la ciudad de un clan de grimórlocks, así que les facilitó una audiencia con su vidente, Vartan el Gris. Vartan les dijo que Laurana había sido secuestrada por una tribu de las junglas de Shalm, Miazaal. No conocía los detalles, pero pudo contactar con Dartartar Kosxx, la Torre de la Alta Hechicería de la jungla, y su líder, Murjilplot, les esperaba para ayudarles en su misión.

El transporte hacia Shalm les esperaba arriba del todo del castillo de Targor. Se trataba del magnífico Nubeligera, el barco volador capitaneado por Antian Reisel y su siempre hospitalaria tripulación.

En seguida se pusieron en marcha, pero al cabo de dos semanas una batalla contra un perverso dragón verde, Veruderlastamagán, los desvió de su rumbo, pues los obligó a virar hacia una misteriosa tormenta. Allí Eliryth y Thorition naufragaron y fueron a parar a una isla desierta donde vivieron nuevas aventuras, hasta que el Nubeligera volvió a encontrarles.

Allí Eliryth trabó amistad con una de las bellas fragateras, Kalaisa, lo que más tarde se convertiría en un tórrido romance.

Enfrentándose con el pasado.

El Nubeligera había sufrido serios daños por culpa del dragón y debía regresar a Térver para reabastecerse, así que los aventureros se quedaron unos días por allí, gozando de la hospitalidad del lord.

Pero descubrieron una conspiración secreta que pretendía hundir la economía de Berkyr para hacerla más maleable. Acabaron descubriendo que quien andaba detrás de todo era Tim el Manco, su archienemigo, ayudado por el malvado Ruld, el doppelganguer que dirigía a los grimórlocks. Tim asesinó a Targor delante de las narices de Eliryth, y empezó a burlarse de su condición, hurgando en su pasado. Le dio a entender que le conocía más bien que él mismo, pero no le reveló muchas pistas más, y desapareció.

Eliryth, deprimido por lo borroso de sus recuerdos más primerizos, se retiró a su habitación para pensar en lo ocurrido. Mientras tanto Thorition, poseedor de la formidable Assarriak, la espada parlante, conoció a un miembro de la Familia White, una orden de bardos historiadores a la que una vez perteneció su padre. El elfo bardo Soveliss se interesó mucho por el joven y se citó con él para más tarde, pero los elfos oscuros se cruzaron en el camino de ambos. Thorition fue apresado en su propia habitación, y se despertó en una profunda gruta. Consiguió escapar de allí, haciendo una amiga, Dalserai, que era semidrow (mitad humana, mitad drow). La suerte que había corrido Soveliss fue peor, los drow lo asesinaron. Pero antes de morir le dijo a Thorition que buscase a la familia White, en concreto a Thomas, el patrón. Para ello le hizo entrega del sello de la hermandad.

El Nubeligera había sido reparado, y partieron por fin. Llegaron al sur de Shalm, en la parte “menos peligrosa”, y desde allí partieron hacia el norte acompañados por Lontar, un enviado de Dartartar que era experto en las culturas y civilizaciones de Shalm. De camino hicieron incursión en un poblado de arborícolas, una gente menuda que vivía colgada de los altos árboles. Su chamán, el viejo Koa, les pidió acompañarlos en su viaje porque nunca había visto la ciudad de Kosxx.

La frontera entre Shalm norte y Shalm sur era el monte Kalkapak, antaño un volcán, el cual debían atravesar para vislumbrar la ciudad a la que se dirigían.

Después de ayudar a unos gigantes de las colinas, desciendieron por la cara norte del monte, cuando una sofisticada trampa drow los encerró en sus entrañas. Allí dentro había una ciudadela drow gobernada por la pérfida matrona Aashastia, quien intentó a toda costa interrogar a Thorition sobre cierta “partitura rota”. Allí Dalserai sedujo a Eliryth, e incluso le salvó la vida de las myrmarcas, monstruos parecidos a hormigas. Finalmente, esta les traicionó. Des del principio fue un plan cuidadosamente preparado por los drow para apresarles en su propio territorio.

Después de saber que Thorition no sabía nada, Dalserai los dejó libres, acumulando dos deudas de sangre con Eliryth y saldando la suya con Thorition. Antes de despedirse, se confiesó al bardo. Ella era su madre, quien siempre fue repudiada por los drow y quiso integrarse en esa sociedad que siempre la odió haciéndoles de mercenaria y abandonándolos a él cuando era muy joven y a su padre.

Alcanzando la ansiada meta.

Finalmente llegaron a Kosxx, donde el gran archimago Murjilplot les explicó todos los pormenores del rescate de la princesa Laurana. El soberano y líder espiritual de Miazaal se llamaba Ogotai, y era un ser muy poderoso que pretendía extender el caos por todas las tierras de la jungla y, finalmente, lanzarse a la conquista del continente entero. Los sacrificios a la diosa-demonio Zuggtmoy, patrona del moho y los hongos le servían para ganar más y más poder, cuanto más infuyente era la persona sacrificada.

Antes de partir, los aventureros se encargaron, junto a Rohyr de Symlith, el legendario danzarín sombrío, de un problema con la prisión-diamante de Xor’thalak, un sitio al que Dartartar mandaba los criminales más poderosos para que no molestasen a las criaturas del mundo exterior. Allí Eliryth recibió el ataque de una banshee, y de resultas de eso sufrió horribles malformaciones, perdiendo gran parte de los rasgos de la cara, la cual llevaría tapada a partir de ese momento.

El Nubeligera se encontraba allí esperándoles, y con ella Kalaisa, quien pese a las reservas del pícaro descubrió a su amado perdido.

Sin más preámbulos, zarparon hacia Miazaal, donde una enviada de Murjilplot les esperaba para ayudarles. Los disfrazó convenientemente y así pudieron infiltrarse en la metrópolis de los ziggurats como un par de miazaaleños más. Solo queda saber ahora que les deparará el futuro, y si podrán librar a la jungla de esta terrible amenaza.

S.