Hoy me gustaría rendir un sentido homenaje a un lugar fabuloso, al que por desgracia ya no podremos volver nunca más. Durante años fue un frecuentado lugar de reunión para nosotros, el grupo de bizarros que escribimos aquí. Fue un lugar en el que tomarse una cerveza era un acto casi ritual, como una ceremonia celta de iniciación.
Nosotros lo llamábamos el Polla Sucia, haciendo una cómica traducción del nombre del local, llamado Dirty Dick. Fue abierto años ha bajo el nombre de Antiquari, y cabe decir que el ambiente que al principio se respiraba allí no era del todo acogedor, más que nada por el dueño, un mostrenco que parecía sacado de una película mala de polis y cacos.
Fue por los alrededores del inicio del nuevo milenio cuando cambió de manos y nombre, convirtiéndose así en un refugio acogedor al que íbamos de vez en cuando a remojar el gaznate. No nos gustaba demasiado la música que se escuchaba y los videoclips de raperos que pasaban por la tele, pero la carta de cervezas selectas de importación nos descubrió sabores nuevos, y la decoración del local, un tanto medieval con sus espadas y mazas colgadas y el mobiliario antiguo, nos hacía sentirnos en otra época, más mágica.
Y ahora ya no podremos volver, porque ha cerrado sus puertas de cristal para siempre jamás. Seguramente en ese lugar van a poner otra tienda de ropa pija, como si este pueblucho necesitase más trapitos caros.
Pero nosotros sabremos que por mucho que pase, por muchos antros que visitemos en busca de esa genial cerveza llamada 666, nuestro preferido era y siempre será… El Polla.
He tenido muchas formas
Nosotros lo llamábamos el Polla Sucia, haciendo una cómica traducción del nombre del local, llamado Dirty Dick. Fue abierto años ha bajo el nombre de Antiquari, y cabe decir que el ambiente que al principio se respiraba allí no era del todo acogedor, más que nada por el dueño, un mostrenco que parecía sacado de una película mala de polis y cacos.
Fue por los alrededores del inicio del nuevo milenio cuando cambió de manos y nombre, convirtiéndose así en un refugio acogedor al que íbamos de vez en cuando a remojar el gaznate. No nos gustaba demasiado la música que se escuchaba y los videoclips de raperos que pasaban por la tele, pero la carta de cervezas selectas de importación nos descubrió sabores nuevos, y la decoración del local, un tanto medieval con sus espadas y mazas colgadas y el mobiliario antiguo, nos hacía sentirnos en otra época, más mágica.
Y ahora ya no podremos volver, porque ha cerrado sus puertas de cristal para siempre jamás. Seguramente en ese lugar van a poner otra tienda de ropa pija, como si este pueblucho necesitase más trapitos caros.
Pero nosotros sabremos que por mucho que pase, por muchos antros que visitemos en busca de esa genial cerveza llamada 666, nuestro preferido era y siempre será… El Polla.
S.
He tenido muchas formas
antes de adoptar esta, agradable.
He sido una espada, de forma estrecha;
Creo, porque es aparente, que
He sido una lágrima en el cielo,
He sido una titilante estrella,
He sido una palabra en una carta,
He sido en mis orígenes un libro,
He sido un rayo de luz reluciente.(El canto de Taliesin)
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